12 entrevistas con arquitectos
Fabio Oppici – enrique Walter
Ediciones ARQ
1998
La función de un edificio se ha vuelto cada vez menos importante. En la actualidad los edificios cambian todo el tiempo: convertimos depósitos y los convertimos en departamentos, (…). Creo que los edificios debieran tener una vida lo mas larga posible. Destruir edificios es un derroche tanto en términos de energía y materiales como en términos de tejido urbano. Pero si planeamos extender la vida útil de los edificios, tenemos que aceptar que las instituciones dentro de ellas están sujetas a cambio. En ese sentido –en muchos casos- las instituciones se vuelven menos importantes de lo que solían ser. Mi punto de vista es opuesto a lo que se pensaba en los años cincuenta, cuando la función y la forma se entendían como dependientes, y por esto, los edificios tenían vidas mas cortas. Louis Kahn solía decir: “una oficina es una oficina, una casa es una casa” pienso que eso es así, pero solo por un corto tiempo. Esto nos lleva de vuelta a la estructura –donde comenzamos- y es por esto que tendemos a glorificarla. Esperamos que un edificio como el Centro Pompidou sea capaz de adaptarse a los cambios. Si lo hace, continuará teniendo un uso; si no lo hace, se volverá una pieza de museo o será demolido.
¿Cómo entiende las transformaciones de sus edificios en el tiempo, no como consecuencia de los cambios funcionales –una apertura que usted resueltamente promueve- sino como consecuencia del envejecimiento? Por años hubo un debate en torno al problema de si el Centro Pompidou era o no capaz de resistir adecuadamente el envejecimiento…
Creo que no era tan crítico como la gente solía pensar. La gente miraba el Centro Pompidou y decía que se estaba viniendo abajo. Yo solo diría que no estaba mantenido adecuadamente. Ningún edificio pede sobrevivir sin mantenimiento. Sin embargo, no estoy preocupado acerca del futuro en ese sentido. O sea, tengo un interés limitado en que los edificios duren o no. Una vez que un edificio se termina, ya no está bajo mi control. Una de las cosas excitantes de la arquitectura es el hecho de que uno tiene la habilidad de pensar acerca del futuro y encontrar obstáculos enormes en el proceso de pensamiento. Es precisamente el proceso de concebir la arquitectura lo que me interesa.
2. Norman Foster
El envejecimiento es un tema tan práctico como teórico. Creo que es absurdo usar una enorme cantidad de dinero para mantener un edificio funcionando, pero creo que también es ridículo sugerir que cualquier edificio sobrevivirá sin mantenimiento alguno. Me parece que era Buckminster Fuller quien solía decir: “una casa de cartón que se ama durará para siempre”. Pienso que en la medida que la gente quiera algo, logrará conservarlo. Por esto, pienso que los buenos edificios siempre se mantendrán. Pero eso no significa que éstos no puedan ser cambiados o alterados. El trabajo del arquitecto termina cuando el edificio se inaugura. En ese sentido, es como dar a luz, pero sin la posibilidad de intervenir en la crianza. Como dije anteriormente, los edificios deben ser para los usuarios. Por esto uno debe permitirles participar.
En gran parte, mis obras han permanecido tal como fueron originalmente diseñadas. Pienso que existe una contradicción en esto ya que no las concebí como objetos permanentes. Pero, tal como dije antes, la arquitectura tiende a resistir el cambio. Todas mis obras están abiertas a la transformación, no obstante, y a ser reconstruidas una y otra vez en el futuro.
5. Herzog y De meuron
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